Accem alerta sobre el aumento de la vulnerabilidad de las personas sin hogar tras la DANA en Valencia
El 29 de octubre de 2024 quedará marcado en la memoria colectiva como el día en que la DANA golpeó con más fuerza a la Comunitat Valenciana. Más allá de la tragedia visible, este desastre natural ha puesto en evidencia la fragilidad de la red de protección social para los más vulnerables, especialmente para las personas en situación de sinhogarismo. Pasadas las primeras semanas, se ha empezado a constatar un aumento de la vulnerabilidad de las personas que ya estaban en situación o en riesgo de exclusión social antes de la riada.
Impacto directo en las personas sin hogar
Accem, que cuenta en Valencia con programas específicos de sinhogarismo, redobló esfuerzos durante las primeras horas tras las inundaciones para garantizar la seguridad y bienestar de las personas atendidas por la entidad. La prioridad fue clara: mantener los recursos abiertos, contactar a las personas usuarias de la entidad, comprobar que estaban a salvo, evaluar sus necesidades y, si era necesario, derivarlas a alojamientos de emergencia, con la dificultad de que la información disponible en esos primeros momentos era muy cambiante.
Pasadas unas semanas, ahora se empiezan a valorar las consecuencias de la catástrofe en términos de desprotección social para los más vulnerables, pues se constata un problema ya existente: la insuficiencia de los recursos existentes, tanto para plazas de emergencia como de larga estancia. Aunque en las primeras horas se habilitaron medidas puntuales, como las 50 plazas en el polideportivo de Benimaclet (Valencia) durante la primera semana tras la riada, con el paso de los días se va constatando que las administraciones no han articulado soluciones para abordar las nuevas necesidades. Esta emergencia recuerda en algunos aspectos a la situación vivida durante la pandemia del COVID en 2020, con la diferencia de que en aquel momento el confinamiento forzó la creación de alojamientos para las personas que estaban en situación de calle.
La preocupación ante el hecho de que se invisibilice al colectivo de personas sin hogar es clara. Antes de la DANA, Valencia ya enfrentaba un déficit estructural en la atención a las personas en situación de sinhogarismo, una situación ahora agravada por el posible desplazamiento de personas afectadas desde los municipios inundados hacia la capital, adonde apenas llegó la riada, lo que amenaza con colapsar los recursos disponibles. Se suma a esto la previsión de un aumento en los niveles de exclusión conforme pasen las semanas, que afecte no solo a quienes ya estaban en situación de calle, sino también a aquellos que antes se encontraban en viviendas inseguras o infraviviendas.
Además, muchas personas en situación de exclusión social afectadas por las inundaciones no van a poder acceder a las ayudas oficiales. Sin un título de propiedad, sin empadronamiento y, en algunos casos, sin regularización administrativa, estas personas están excluidas automáticamente de las ayudas oficiales destinadas a los afectados por la riada.
El trabajo en red como respuesta clave
Ante esta emergencia, el papel de las entidades sociales está resultando fundamental. Accem, junto a la plataforma Sense Llar CV, ha centrado los esfuerzos en visibilizar la situación y exigir a las administraciones una respuesta integral para las personas en situación de sinhogarismo. La plataforma, presidida por Accem y que trabaja por la inclusión de personas en riesgo de exclusión social, ha demandado la elaboración de un plan de acción específico para las personas sin hogar que contemple:
- Asignación prioritaria de plazas residenciales.
- Acompañamiento en salud física y mental para mitigar el impacto emocional y psicológico de la catástrofe.
- Acceso a medios materiales que garanticen su supervivencia.
Esta red subraya la urgencia de generar recursos alternativos o complementarios para evitar la saturación de los servicios actuales, y “que las personas que han perdido su casa por la DANA accedan a soluciones residenciales, pero no a costa de las plazas existentes para las personas en situación de sinhogarismo”. Además de las necesidades básicas y urgentes, también resulta imprescindible atender el impacto emocional que la catástrofe puede tener sobre este colectivo. Según Sense Llar CV, “la vulnerabilidad de lo que ya era extremadamente vulnerable” no debe quedar invisibilizada en el relato general de la tragedia.
La urgencia de dotar de recursos a los protocolos de emergencia
La situación tras la DANA también pone de manifiesto la necesidad de reforzar los protocolos de emergencia para episodios de frío, calor o lluvias intensas. Estos eventos, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, exigen una planificación y presupuesto adecuados para garantizar que ninguna persona quede desprotegida, especialmente las más vulnerables.
En definitiva, la tragedia en Valencia ha puesto de manifiesto que las profundas desigualdades sociales, que suelen permanecen invisibles en tiempos de normalidad, también pueden quedar invisibilizadas en tiempos de emergencia. La única respuesta posible es un trabajo conjunto y coordinado entre entidades sociales y administraciones públicas, priorizando a quienes más lo necesitan y asegurando que nadie quede al margen de los recursos de protección social. El reto es garantizar que, en esta y en futuras emergencias, las personas sin hogar no sean nuevamente las más olvidadas.
Más información:
> Comunicado Accem en solidaridad con todas las personas afectadas por la DANA