Este domingo 29 de octubre tuvimos el honor de recibir, en la gala de clausura del Festival Internacional de Cine Social de Castilla-La Mancha, la Medalla Lumière, reconocimiento que se nos concede por nuestra trayectoria en favor de la difusión y promoción de la cultura cinematográfica.
Este galardón, que entrega la Fundación Lumière, reconoce así las 15 ediciones de nuestro Ciclo Refugiados en el Cine, que venimos celebrando desde el año 2002 con el objetivo de acercar la realidad de las personas refugiadas y migrantes al conjunto de la ciudadanía española, y de hacerlo a través del cine.
El presidente de la Fundación Lumière, Antonio Mayoralas, hizo entrega de este premio en el Teatro Rojas de Toledo a María Tejada, responsable del Área de Campañas y Comunicación de nuestra entidad.
En Accem siempre hemos apostado por la cultura en general y por el cine en particular para acometer un desafío tan necesario como apasionante: sensibilizar a la sociedad sobre un fenómeno sin el cual no se entiende el mundo en el que vivimos: las migraciones y, muy especialmente, las migraciones forzosas. Y, más allá de esto, sensibilizar a la ciudadanía sobre la necesidad de relacionarnos con empatía y complicidad con las protagonistas de este fenómeno: las personas refugiadas y migrantes.
Fue en 2002 la primera vez que se celebró el Ciclo Refugiados en el Cine en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se ha celebrado hasta la última edición. Decenas y decenas de películas y quince ediciones en una cita anual en torno al 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, como colofón a todas las actividades de sensibilización que organizamos en estas fechas en pueblos y ciudades de una gran parte de la geografía española.
Refugiados en el Cine comenzó celebrándose en Madrid, pero con el paso del tiempo mutó y se multiplicó, realizándose también en ciudades como Oviedo, Murcia, Valladolid o Guadalajara.
No ha sido fácil mantener el ciclo durante todos estos años, muchos de ellos en tiempos de verdaderas vacas flacas, sobre todo cuando nuestro ciclo une dos mundos aparentemente dispares, maltratados muchas veces, pero que cuando se unen dan muy buenos frutos: lo social y lo cultural. La Medalla Lumière nos reconoce este esfuerzo y nos sentimos muy honrados por ello.
Tampoco ha sido la única iniciativa que hemos puesto en marcha en torno al mundo del cine y la creación audiovisual. El ciclo cuenta con su propio blog especializado en la intersección entre cine y migraciones. También hemos celebrado en el pasado hasta tres ediciones de un concurso de cortometrajes y colaboramos en su momento, al menos en dos ediciones, con el Festival de Cine Africano de Tarifa.
Todo ello por una apuesta convencida y decidida por utilizar el cine como herramienta, como camino para llegar a las conciencias y a los corazones de las personas, para promover la empatía, el respeto, la solidaridad, el conocimiento y el reconocimiento del otro; para comprender, para acercar a las personas, más allá de los idiomas, más allá de los prejuicios, de los estereotipos, de las vallas y de las fronteras. Para aprovechar, como siempre decimos, esa capacidad del cine para abrir ventanas por las que mirar a otros lugares, cercanos o lejanos; a otros tiempos, a otras vidas. Por la capacidad del cine para abrir ventanas por las que asomarnos y ser conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, y que muchas veces no vemos.
Desde Accem nuestro más sincero agradecimiento por este premio a la Fundación Lumière. Seguiremos aportando nuestro pequeño grano de arena.