Vuelve a Salamanca la Biblioteca Humana de Accem
La Biblioteca Humana de Accem ha vuelto a Salamanca. El pasado 17 de octubre se celebró una nueva edición de esta iniciativa de sensibilización social en la Biblioteca Municipal Torrente Ballester, ubicada en el barrio salmantino de Garrido. Se trata de un proyecto conjunto entre la asociación ASPRODES y Accem en Salamanca.
La actividad fue muy participativa y tuvo gran éxito en la acogida por parte de las personas que asistieron. Fueron siete las historias personales que se compartieron, de las que dos las aportamos desde nuestra entidad. Danna, procedente de El Salvador, y Sarith, de Venezuela, tuvieron la generosidad de participar ofreciendo su testimonio como una forma de ayudar a la tarea de la sensibilización sobre la realidad de las personas refugiadas y migrantes.
Danna nos habló de su experiencia migratoria, unida a su proceso como persona transgénero y sobre las dificultades que ha tenido que atravesar en su vida. Sarith nos habló de su vida cómo enfermera en Venezuela y de las circunstancias que le obligaron a huir de su país. Los relatos personales de ambas suscitaron un gran interés y fueron bien acogidos.
Esta sesión de la Biblioteca Humana es la primera de las tres que hemos programado para este otoño en colaboración con la Biblioteca Municipal Torrente Ballester. Las siguientes se celebrarán el 14 de noviembre y el 19 de diciembre. Todas las sesiones se celebrarán entre las 11:30 h. y las 12:30 h. La entrada es libre y gratuita. En esta primera sesión, junto a los ‘lectores’ que llegaron por su cuenta, contamos con la clase completa del Ciclo de Animación Sociocultural del IES Fernando de Rojas.
Las bibliotecas humanas nacieron en Dinamarca a comienzos de la década de los 2000 con el objetivo de compartir historias a través del contacto humano. En las bibliotecas humanas la idea no es prestar libros, sino compartir historias personales para romper estereotipos y acercar realidades con las que no tenemos un contacto cotidiano. En las bibliotecas humanas cada persona que decide participar como ‘libro humano’ ofrece la historia personal que lleva a sus espaldas. Al compartir sus vivencias, otras personas aprenden nuevas realidades y empatizan con su situación, rompiendo prejuicios y fomentando el diálogo, la tolerancia y la comprensión entre hombres y mujeres de diferentes procedencias, culturas o religiones.
Escuchar a los demás con atención, con una mirada limpia y abierta, sin prejuicios, se ha convertido en una necesidad social. Los otros, los que viven a nuestro lado y de los que no conocemos muchas veces ni su nombre, nunca deben ser extraños, son nuestros vecinos. Y sus historias pueden ser lecciones muy útiles para los demás. Las bibliotecas humanas nos enseñan que las apariencias suelen engañar y que las personas somos como portadas de libros que aún no hemos leído y que deberíamos leer.