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Sentencia condenatoria en un caso de discriminación interseccional llevado por Accem

La Audiencia Provincial de Córdoba ha condenado a seis meses de prisión y una multa a un individuo que profirió insultos y comentarios denigrantes contra un grupo de personas que se encontraban haciendo una excursión de senderismo. Las personas agredidas eran de origen migrante y algunas de ellas portaban banderas o distintivos característicos del colectivo LGTBI+.

Accem, como parte del Servicio de Asistencia a Víctimas del CEDRE (Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica), a través de su oficina oficial para Andalucía Occidental, ubicada en Sevilla y gestionada por nuestra entidad, ha intervenido activamente en la resolución de este caso colectivo de discriminación en el ámbito de los espacios públicos.

Para conocer los hechos hay que remontarse hasta el 10 de abril de 2021, a una excursión senderista organizada por Accem en Córdoba. En un momento dado, y mientras el grupo de senderistas se encontraba descansando y refrescándose, apareció un hombre a bordo de un coche que salía de una finca colindante. El hombre, entre recriminaciones por, según su parecer, no portar en ese momento las mascarillas por la covid-19, comenzó a gritar y a insultar a las personas del grupo: “Iros a vuestro país, sois unos mierdas”, “Maricones”, “No vengáis por aquí”, “Sois cuatro maricones, estáis infectando el campo, iros a las Naciones Unidas a infectar allí, maricones infectados”. Tras esos primeros insultos, el grupo continuó caminando, pero el agresor no les dejó en paz, sino que continuó a bordo de un vehículo con las ventanillas bajadas con sus insultos y humillaciones.

A partir de estos hechos y este trato vejatorio e intolerable, Accem comienza a intervenir, realizando en primer lugar entrevistas con las personas afectadas para recopilar al detalle toda la información. Se inicia al mismo tiempo todo el proceso de acompañamiento y asesoramiento jurídico a las víctimas para la posible presentación de una denuncia. Finalmente, de las cuatro personas afectadas más directamente, decide denunciar una de ellas, una mujer migrante de origen ruso.

Tras la denuncia, se inició el procedimiento penal mediante la incoación de diligencias previas por el juzgado de instrucción. La causa judicial prosperó dando lugar a la apertura del juicio oral, actuando la Fiscalía como acusación pública en defensa de la víctima. Casi tres años después del inicio del procedimiento penal, se ha producido la sentencia condenatoria para el parcelista, dictada por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba. Actualmente, el fallo condenatorio ha sido recurrido por el acusado, por lo que la sentencia todavía no es firme.

Accem decidió intervenir en este caso, a partir de la identificación de una situación de discriminación interseccional y de la posible comisión de un delito de odio, previsto y penado en el Código Penal vigente, formulando la acusación.

El recorrido jurídico ha tenido hasta el momento un resultado positivo, con la sentencia condenatoria de la Audiencia Provincial de Córdoba, que reconoce la vulneración de los derechos fundamentales y las libertades públicas recogida en la tipificación del artículo 510.2 del Código Penal y en la doctrina del Tribunal Supremo. En los fundamentos de derecho de la sentencia se establece que el acusado ha cometido un delito de odio al proferir varias de las expresiones antes mencionadas, que pueden encuadrarse en lo que es un discurso de odio y discriminatorio utilizado para herir los sentimientos de las personas afectadas. La actuación del condenado estaría precedida por un claro rechazo hacia la orientación sexual y la condición migrante de estas personas, menoscabando su dignidad a través de acciones de menosprecio a los perjudicados a través de los insultos.

En el pasado año 2023, Accem atendió un total de 255 incidentes discriminatorios o delitos de odio. De ellos, hasta 189 fueron atendidos a través del CEDRE, de cuyo servicio de atención a víctimas Accem forma parte, ofreciendo atención presencial en cuatro oficinas territoriales en Aragón, Asturias, Andalucía occidental y Euskadi. Este servicio cuenta con un teléfono gratuito que es el 021.

> Conoce todo el trabajo de Accem en la lucha contra la discriminación racial o étnica y por la igualdad de trato.

 

 

Accem aborda la diversidad cultural y LGTBI+ en el mundo de la empresa con un encuentro digital

Durante este mes de julio, desde el programa DIVEM hemos puesto en marcha el Mes de la diversidad cultural LGTBI+, un mes orientado a sensibilizar a las empresas sobre el valor del talento de las personas LGTBI+ culturalmente diversas y sobre la gestión responsable de este talento diverso. De entre las acciones que se desarrollan en este marco, el pasado 29 de junio celebramos el encuentro empresarial online titulado “Diversidad cultural y LGTBI+: el valor añadido en el propósito de la empresa”, donde pudimos acercarnos, de la mano de un panel de expertos en la materia, a experiencias y buenas prácticas en la generación de entornos inclusivos y seguros en las empresas para las personas LGTBI+ culturalmente diversas.

A esta espacio se dieron cita tres personas profesionales que compartieron sus conocimientos y experiencias en la gestión responsable y conjunta de estas diversidades en sus respectivas empresas. Por un lado, Lluis Argilaguet, director regional de Europa y Latinoamérica de Ingeniería, Mantenimiento y Paradas en la multinacional Dow, abordó algunos aspectos de la nueva legislación que establece la obligación de incluir un Plan de Diversidad e Inclusión con perspectiva LGTBI+ en las empresas con más de 50 empleados. Así, animó a las compañías a realizar estos planes y a llevarlos a cabo al señalar que desarrollar estas estrategias de inclusión “son una ventaja porque hay mucho talento fuera y, siendo inclusivos, conseguimos más talento”. Del mismo modo, también compartió la experiencia de Dow en la creación de grupos de empleados con casusas comunes, como es GLAD, el grupo LGTBI+ al que pertenece él mismo, y cómo es fundamental la implicación de la plantilla en la generación de estas networks, pero siempre con el aliento y el apoyo de la dirección empresarial. Finalmente también explicó la iniciativa de los “puntos de inclusión” que llevaron a cabo en la planta que posee esta empresa en Tarragona y cuya iniciativa les valió para alzarse con el Premio DIVEM 2022 a la mejor experiencia innovadora.

En este encuentro también intervino Imma Folch, CEO de LF Channel y DEI Channel, que compartió su expertise en el mundo de la gestión de la diversidad y de la comunicación, hablando sobre cómo, “a nivel de comunicación interna empresarial es muy importante tener una comunicación interna en la cual se transmitan todos los valores de la empresa a los empleados, ya que estos son quienes representan a la empresa” y, respecto a la comunicación externa, es vital mantener una coherencia con la comunicación interna “para no caer en el washing“. Siguiendo con esta línea, también relató la experiencia propia de LF Channel que le valió también el Premio DIVEM 2022 en la categoría “Empresas Que Suman” al trabajar de forma interseccional y simultánea con varias causas como son la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, la inclusión de las personas en situación de vulnerabilidad… a través del lenguaje, los materiales comunicativos… con las empresas con las que trabaja esta pyme. Imma cerró su participación aportando información y algunas herramientas para extrapolar la experiencia en España respecto a la inclusión y la sensibilización por las personas LGTBI+, muchas veces abordada desde la RSC de las empresas, a la realidad de las personas migrantes y refugiadas: “escuchando, entendiendo, conociendo su cultura y dándoles voz”.

Finalmente, María Jesús Méndez, directora del Grupo MíraLES y de Mírales Consulting, animó a todas las empresas a impulsar políticas de inclusión, por pequeñas que sean, ya que “todo suma y son pequeños pasitos” que permiten avanzar en la plena inclusión y fomentar la diversidad. Por otro lado, también hizo referencia a las personas migrantes y refugiadas LGTBI+, destacando la importancia de que las empresas contemplen planes de inclusión para estas personas que corren graves riesgos en sus respectivos países de origen por su orientación sexual o identidad de género, recordando que “en 1 de cada 3 países estas personas pueden ir a la cárcel o pueden ser condenadas a muerte” y recalcando que es en este punto donde “existe una necesidad más urgente de apoyar a esta parte del colectivo” por parte del tejido empresarial. Para finalizar su participación en este encuentro también relató las dificultades a las que se enfrentan estas personas, hablando de distintas discriminaciones e invisibilizaciones que dificultan su plena integración social y laboral, especialmente respecto alas mujeres lesbianas y bisexuales de orígenes diversos.

Si no tuviste la oportunidad de ver en directo este encuentro o quieres volver a verlo, te invitamos a hacerlo de nuevo. Y si quieres conocer el resto de propuestas que hemos preparado para las empresas y conmemorar este Mes de la Diversidad Cultural LGTBI+, puedes acceder todas a través de la web de DIVEM.

 

> DIVEM: Mes de la Diversidad Cultural LGTBI+

Invitación a las empresas a conmemorar con Accem el Mes de la Diversidad Cultural LGTBI+

Con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI+, que se celebra cada 28 de junio, a través de nuestro programa DIVEM hemos preparado varias actividades para todas las empresas que deseen participar. A través de estas iniciativas, las empresas pueden impulsar dentro de sus compañías distintas acciones para sensibilizar sobre cómo incorporar simultáneamente las variables cultural y LGTBI+ en sus estrategias de Diversidad, Equidad e Inclusión, y así fomentar la inclusión de las personas LGTBI+ culturalmente diversas en el ámbito laboral y prevenir actitudes de discriminación, poniendo el foco específicamente en personas refugiadas que han tenido que huir de sus países a causa de su orientación sexual o identidad de género.

A través de estas propuestas, que se desarrollarán a lo largo de todo el mes de julio, las compañías participantes podrán descubrir, de forma gratuita, una serie de herramientas con las que construir entornos laborales más inclusivos, en línea con el cumplimiento del ODS 10, referente a la reducción de las desigualdades.

Encuentro empresarial online

El jueves 29 de junio, a las 10.00 h. tendrá lugar el encuentro empresarial digital titulado Diversidad cultural y LGTBI+: el valor añadido en el propósito de la empresa, que se desarrollará de manera online, y en el que participarán María Jesús Méndez, directora de MíraLES Consulting; y Lluis Argilaguet, director regional de Europa y Latinoamérica de Ingeniería, Mantenimiento y Paradas en Dow.

En este espacio se abordarán aspectos como la compaginación de la diversidad cultural y LGTBI+ en las estrategias corporativas de Diversidad e Inclusión, la implementación de los últimos cambios normativos de obligado cumplimiento en los planes corporativos de diversidad y cómo afrontar los retos a futuro en esta materia.

En concreto, se expondrán los beneficios que proporciona la buena gestión del talento interno en la empresa, cómo incorporar simultáneamente las variables cultural y LGTBI+ en los planes de igualdad para incrementar los resultados esperados y cómo ayudar en la consecución de la Agenda 2030 a través del ODS 10 sobre reducción de las desigualdades.

Acercando a las empresas a la realidad de las personas LGTBI+ culturalmente diversas

Asimismo, ofrecemos bajo nuestro catálogo formativo una nueva formación titulada “Diversidad Cultural con enfoque LGTBI+. Del compromiso ético a la implementación de un plan estratégico”, que estará disponible durante todo el mes de julio para las empresas que lo soliciten. En ella se pretende realizar una primera aproximación a la gestión e implementación de un plan estratégico de diversidad cultural con perspectiva LGTBI+. En esta formación se realizará una revisión de conceptos clave y las novedades en materia de normativa y se facilitarán una serie de herramientas para desarrollar un plan de acción que ayude a las empresas a adoptar medidas reales y efectivas en sus políticas internas que apuesten por la visibilización y promoción de las personas profesionales LGTBI+ culturalmente diversas.

Del mismo modo, también se ha previsto la posibilidad de realizar actividades de acercamiento a la realidad que favorezcan el conocimiento mutuo y la relación de las personas empleadas con personas refugiadas LGTBI+. En esta actividad, las empresas participantes, en formato de charlas y coloquios, podrán escuchar y dialogar sobre la importancia de la creación de entornos laborales inclusivos y seguros, así como poner en valor la promoción del talento diverso.

Desde DIVEM también hemos elaborado una selección de propuestas culturales con las que potenciar ese acercamiento a las realidades de las personas LGTBI+ culturalmente diversas. A través de esta recopilación de películas, documentales y libros, las empresas pueden facilitar este acercamiento, por medio de sus canales de comunicación internos y externos.

El colectivo LGTBIQ+ en el sistema de asilo: la Escuela de Formación Accem llega a Lituania

  •  A través de una formación online para trabajadores que intervienen con personas refugiadas, brindamos orientación sobre el trabajo con las personas LGTBI+ en este ámbito.

En el marco del programa ‘Enfoque de aprendizaje permanente en el ámbito del asilo, la migración y la integración’ que lleva a cabo la entidad pública lituana Diversity Development Group, desde la Escuela de Formación de Accem hemos impartido una formación sobre los “El colectivo LGTBIQ+ en el sistema de asilo”.

El objetivo de esta colaboración, fue ofrecer formación y conocimientos sobre aspectos de la realidad de las personas del colectivo LGTBIQ+ en el contexto del sistema de asilo.
En la formación, dirigida a personas que trabajan con personas solicitantes de protección internacional durante el proceso de recepción y a los expertos y profesionales que acompañan el proceso de solicitud de asilo, participaron unas 70 personas de entidades públicas y privadas.

Durante la jornada, que tuvo una duración de seis horas, nuestros/as compañeros/as del área de jurídico y acogida tocaron aspectos importantes sobre la persecución a las personas del colectivo LGTBIQ+ en diferentes países; conceptos clave sobre realidades LGBTIQ+ y diversidad afectiva, sexual y de género.

Tuvimos la oportunidad de instruir sobre cómo funciona la intervención legal con solicitantes de protección internacional por motivos de orientación sexual o identidad de género y la gestión de casos que pudiesen presentarse.

Desde el punto de vista de la acogida se trataron los aspectos clave a tener en cuenta en la construcción de espacios seguros para las personas LGTBIQ+ solicitantes de protección internacional. También se ofrecieron herramientas contra la discriminación pues, aunque han huido de sus países para ponerse a salvo, las personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales pueden encontrarse con situaciones de discriminación en otros países, incluido el de acogida, por el mero hecho de serlo.

En Accem contamos con un bagaje en el área de la atención y detección de casos de personas LGTBIQ+ victimas de persecuciones, por ello compartimos además casos de buenas prácticas.

En los últimos años hemos realizado diversas investigaciones sobre las personas migrantes y refugiadas LGTBIQ+. Accede a ellas:
>>> La situación de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI. 

>>> Condiciones sociales y legales de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI en España.

>>> Estudio etnográfico sobra la situación y necesidades de la población LGTBA+ migrante en espacios de salud. 

Día Internacional del Orgullo LGTBI – El sistema de asilo debe tener en cuenta las características y necesidades de las personas LGTBI

A día de hoy, en 69 países miembros de Naciones Unidas se siguen persiguiendo y criminalizando las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo, según los datos de ILGA World (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex).

Debido a esta realidad, desde 2018 Accem lleva realizando varias investigaciones sobre la situación de las personas LGTBI solicitantes de protección internacional. La más reciente, fruto de un estudio realizado a lo largo de todo el año 2020 y titulada Estudio sobre los condicionantes de salida de los países de origen y pautas de acompañamiento a personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI, está dedicada a las dinámicas de persecución y discriminación a las que se ven sometidas las personas pertenecientes al colectivo LGTBI en sus países de origen y que motivan que tengan que abandonarlos para solicitar protección internacional en países como España.

Esta investigación se ha realizado sobre la base de testimonios de personas procedentes de Colombia, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Gambia, Marruecos, Georgia y Ucrania, que han relatado sus experiencias tras haber sufrido discriminación, violencia o persecución a causa de su orientación sexual o identidad de género en sus países de origen.

“En El Salvador, la situación con las pandillas está muy difícil. Si matas a un homosexual puedes ganar puntos extra o ganar rango dentro de tu pandilla”, apunta una chica lesbiana.

Otro hombre gay, procedente de Georgia, indica la inseguridad e indefensión que sufren las personas trans: “Nadie sale a la calle durante el día, no pueden. Es imposible. Sólo por las noches, cuando no hay mucha gente”.

“Cuando en una familia se sabe que una chica es lesbiana o un chico es gay, incluso lo matan desde el principio para que no se convierta en eso. Como mi madre, que desde pequeñita dijo que, si yo me convertía en lesbiana, me mataría. Ahora se encuentra enferma y me dijeron que, si moría, sería por mi culpa”, relata esta otra mujer lesbiana que llegó a España desde Gambia.

Conforme a estos testimonios, el informe incide en una serie de recomendaciones y claves para mejorar el acompañamiento. Entre estas medidas encontramos la necesidad de tener en cuenta las necesidades y características propias de las personas LGTBI –y especialmente de las personas trans– y establecer espacios de atención individualizada que perciban como seguros.

También destaca el estudio la conveniencia de flexibilizar las etiquetas que suponen las siglas LGTBI, para que puedan abarcar otras realidades, expresiones y alternativas de identidad y orientación sexuales de personas procedentes de otras culturas que no se ajusten a estas categorías construidas desde una perspectiva occidental.

Finalmente, la investigación recomienda que, si la persona solicitante no ha participado en espacios de activismo o no ha sido abiertamente visible en su país de origen, esto no sea un criterio determinante en la credibilidad de su relato, remarcando que, en todo caso, “el activismo siempre es un derecho, no un deber”.

> Conoce la historia de Dimitri, que tuvo que huir y convertirse en refugiado al ser perseguido por su orientación sexual.

Refugiadas LGTBI+ en España, retos y buenas prácticas

Informe sobre las condiciones sociales y legales de las personas solicitantes de protección internacional por razones de orientación sexual o identidad de género.

Ser lesbiana, gay, trans, bisexual o intersexual, tener una identidad no binaria, es una amenaza constante en muchas partes del mundo. En 77 países es considerado ilegal, en una decena de ellos se enfrentan a penas de muerte. España es uno de los lugares donde pueden buscar refugio frente a la persecución y la intolerancia, pero queda mucho camino por recorrer. Accem publica un análisis de situación que detecta carencias de formación y problemas a la hora de abordar las solicitudes de protección de personas LGTBI+.

Desde el 1 de enero al 31 de mayo de 2020, un total de 37.366 personas solicitaron protección internacional en España. No se dispone de datos oficiales sobre el motivo de persecución alegado en cada caso, pero sí hay constancia de un aumento considerable de peticiones relacionadas con orientación sexual e identidad de género, que ha venido acompañado de una progresiva mejora en el análisis de las necesidades de protección de personas LGTBI+. Hace falta, en todo caso impulsar mejoras sustanciales a la hora de gestionar esas solicitudes.

Un equipo de investigadoras de Accem ha recogido testimonios de personas solicitantes de asilo, desde Camerún a Jamaica, pasando por Rusia, Mali o Colombia, así como relatos de abogadas que ayudan a preparar el procedimiento y de especialistas en psicología que les acompañan. También ha analizado sentencias denegatorias y prácticas administrativas que permiten hacerse una idea muy completa de la situación y las carencias a las que se enfrenta la comunidad LGTBI+ que busca refugio en España y hacer recomendaciones.

La fuente principal a la hora de aprobar o denegar el asilo son los testimonios de los solicitantes, por lo que la credibilidad cobra un gran peso. El informe evidencia la falta de formación en materia LGTBI+ para que los agentes de los cuerpos de seguridad y los equipos de intérpretes realicen esas entrevistas, así como el conjunto de agentes que participan en el procedimiento. Es necesario que apliquen metodologías especializadas para abordar una problemática tan compleja.

Se detecta, en muchos casos, una mirada eurocéntrica hacia la diversidad sexo-genérica que no tiene en cuenta antecedentes culturales y normas sociales de los países de origen, ni los traumas y tabúes que han interiorizado muchas personas que buscan refugio. La “homofobia sentida” puede hacer que los solicitantes no sean capaces de definir su identidad ni la persecución sufrida. Hay lenguas nativas, por ejemplo en Somalia, donde todos los términos referidos a la homosexualidad son exclusivamente despectivos.Ese eurocentrismo se refleja también en los juicios que se emiten sobre las formas de narrar la historia, como falta de ese reconocimiento de la diversidad cultural. No en todas las culturas se cuentan las historias de la misma forma, por ejemplo, los hitos, las fechas, o la percepción del tiempo de forma lineal no juegan en mismo peso.

También es preciso completar las informaciones de los países de origen (conocidas como COI) que manejan las autoridades para comprender el tratamiento legal y las persecuciones que sufre el colectivo LGTBI+. En la actualidad los COI se centran en la situación de los hombres gays, produciéndose de facto un reduccionismo.

En las entrevistas del procedimiento de concesión de asilo los casos de las personas no binarias y bisexuales siguen siendo los que cuentan con más dificultades, ya que se siguen empleando criterios para la evaluación de las solicitudes que no les integran dentro de los motivos por orientación sexual o identidad de género. Se parte de una visión muy conservadora y eurocéntrica de la realidad trans.

Con respecto a las personas trans, el informe de Accem constata una gran paradoja que afecta sustancialmente a sus vidas. Las personas trans con estatuto de refugiadas no pueden cambiar su nombre en la documentación que lo acredita si no cambian la afiliación en el país de origen. Eso quiere decir que se les reconoce como personas perseguidas por su identidad de género, pero se les exige que en ese país donde les persiguen hagan trámites para cambiar su nombre.

Es por ello que Accem recomienda en su informe que sean las Oficinas de Atención a los Refugiados las que realicen el cambio de nombre en los registros civiles como garantía para su seguridad.

El informe recoge además buenas prácticas de otros países que podrían aplicarse también en España. En Holanda se cuenta con una lista de países en los que la situación del colectivo LGTBI+ es peligrosa para elaborar mecanismos de protección generales y en Reino Unido se ha avanzado en la transparencia de los informes que sirven para evaluar las solicitudes de asilo de personas del colectivo LGTBI+.

Sobre la protección internacional de las personas LGTBI+ se hablará este viernes a las 18:00 en el encuentro digital que podrá seguirse en el canal de Accem.

El éxodo de Achraf

La historia de Achraf (nombre ficticio) es una entre tantas historias vividas por personas que abandonan sus países de origen. Niños y niñas que dejan atrás a sus familias y se embarcan en travesías migratorias que, aunque peligrosas, sienten que les aleja del ostracismo, de la persecución y de la muerte.

Mi infancia en Mauritania

Me llamo Achraf y nací en Zuerat, una ciudad del norte de Mauritania. Vivía con mis padres y mis catorce hermanos. En el barrio vivían también mis tíos y primos. Éramos muchos y no tuve la atención total de mi madre… no tenía para dar a todo el mundo.

Con mi padre no había comunicación. Trabajaba en una mina de hierro por muy poco dinero y recuerdo que había muchos problemas porque mucha gente moría en ese trabajo. Mi madre estaba en casa, en silla de ruedas, y venían a veces los abuelos y las tías… toda la familia vivíamos en el mismo sitio. Éramos pobres, no teníamos nada, solo lo básico, pero no hasta el punto de pasar hambre. El agua la traíamos de una fuente de fuera, no teníamos agua en casa. Si queríamos algo, no podíamos comprarlo. No podías comprar cualquier cosa.

Cada uno hacía lo que quería, y la mayor parte del tiempo estábamos jugando. Tenía amigos, pero no jugaba mucho con ellos. Mis amigos eran mis primos; no tenía amigos fuera. A la escuela no fui… como era árabe me mandaron a aprender el Corán a un sitio que es como un aula a la que va la gente para aprender, pero no a una escuela.

Todo era normal, salvo porque mi hermano estuvo abusando de mí unos siete años. Se lo conté a mi madre, pero ella quería proteger más a mi hermano que a mí. No quería que tuviera consecuencias, aunque tampoco podía hacer nada, estaba enferma.

Desde los ocho años viví en un miedo continuo, siempre tenía miedo de que la gente se enterase de lo que mi hermano hacía… La orientación sexual era algo peligroso. Recuerdo que te podían perseguir e incluso matar, te podían matar incluso si solo hacías algún gesto raro. Y la persecución era tanto por la policía como por el entorno, por la comunidad. Era algo prohibidísimo. Si se llegaban a enterar de lo que me hacía mi hermano podrían matarle.

Cuando era pequeño había algo raro con los demás, pero yo intentaba siempre no darles motivos ni enseñarles cuál era mi orientación sexual. Elegí separarme del resto después de lo que me pasó con mi hermano. Me perjudicó psicológicamente. Preferí estar apartado de todo el mundo. Tenía miedo a que alguien me viera, se me acercara y quisiera algo de mí también, o me tratara mal… siempre me alejaba.

Estuve hasta los 12 años en mi pueblo. La gente con poder hacía lo que quería… y la que no, pues tenía que tragar. La gente trabajaba por muy, muy poco dinero. Teníamos un ambulatorio pequeño con un médico, pero no era un hospital… aunque estábamos todos sanos, ¡gracias a Dios!

En mi familia éramos musulmanes practicantes. Yo vivía mi espiritualidad. Soy musulmán y soy muy creyente, porque creo que Dios me ha ayudado muchísimo en mi vida. A mí nadie me ha dado nada. Es gracias a Dios que sigo aquí. Sé que en la religión la homosexualidad está prohibida, pero si Dios quiere que haya sido así, soy así.

El comienzo del éxodo

Yo tenía un amigo, que era mi primo. Y cuando tenía doce o trece años, el mismo juego que hacía mi hermano conmigo, yo lo hacía con mi amigo. Pero era consentido por los dos. Un día, cuando estaba jugando con él, nos pegaron en la cabeza. Casi nos matan. Entonces decidí irme de casa. La gente empezó a enterarse y por eso me fui sin decir nada a nadie. Me marché con mucha amargura. Allí nadie sabe si sigo vivo o estoy muerto.

Cogí un tren a Nuadibú, aunque en ese momento no sabía el destino. Solo quería huir de ahí. Estuve mucho tiempo viviendo en el puerto, de las limosnas de la gente. Abusaron de mí también, muchas veces. Muchos hombres me decían: “te voy a ayudar, te doy cariño, te ayudo…”. Pero el objetivo era el sexo.

Un día decidí que quería salir de ahí. Subí a un camión que salió por la mañana y, por la tarde, ya estaba en Marruecos. Nunca más he vuelto a mi país.

Llegué a Dajla, una ciudad al sur de Marruecos. Las ciudades del sur de Marruecos son muy similares a Nuadibú. Yo podía pasar por marroquí, porque el acento era muy similar… Como era verano, dormía en la calle.

En Marruecos me empecé a juntar con gente con mi misma orientación sexual. Pero la situación fue el mismo infierno porque la posición para los homosexuales allí también es muy mala: no puedes pedir ayuda. Si hubiera pedido ayuda me habrían atacado y encima me habrían dicho que la culpa es mía. No puedes decir que eres homosexual ni que te quieren violar o que te han violado. Lo bueno es que había un apoyo entre las personas que estábamos juntas en la calle.

Después de Dajla me marché a El Aaiún y allí me quedé también en la calle. Nos encontramos con mafias que nos pedían mucho dinero para transportarnos. Nos juntábamos en grupos y nos poníamos a investigar cómo cruzaba la gente para llegar a Canarias. Finalmente pude ahorrar el dinero necesario para ir a Tan-Tan, y de allí acabé en Agadir. Iba sin destino. Sufrí mucho. La gente era violenta. Se imponía siempre la ley del más fuerte.

En Agadir acabé en una estación de autobuses en la que todo el mundo sin hogar se juntaba. En Agadir la gente pagaba por tener sexo. Antes era forzado. Ahora se pagaba por ello. Empecé a fumar colillas del suelo, luego el pegamento… hasta llegar a Marruecos nunca había tomado drogas. En Agadir era obligatorio ir con una pandilla, no se puede sobrevivir solo en la calle. Y como la pandilla con la que iba se metía esto, yo también lo probé. Con esto me olvidaba de todo. No sentía ni hambre, ni soledad. Todos en la pandilla hacíamos lo mismo… todos hacíamos sexo a cambio de dinero o de comida o de droga.

Juventud en Marruecos

Tras algunas otras paradas por distintas ciudades de Marruecos, me quedé tres años en Casablanca. Es una ciudad bastante conflictiva. Un día conocí a un carpintero y le pedí trabajo. Me preguntó: “pero, ¿dónde vives?”, y le dije: “soy del Sáhara, vivo en la calle”. El carpintero me respondió: “no hay problema, vives conmigo”. Este señor era muy bueno y tenía muy buena intención.

Un día conocí a un chico cerca del taller que empezó a venir a verme al local. La madre del chico me invitaba a comer, a subir a casa… El chico me llevó a unas asociaciones de actividades y entonces empezó entre nosotros una relación mucho más estrecha que derivó en amor entre los dos. Nadie sabía nada, ni siquiera el carpintero… hubiera tenido problemas si alguien llegaba a enterarse.

El chico era buen chaval. Estudiaba y yo le acompañaba por la tarde a la asociación: hacíamos teatro e íbamos a clases para aprender a leer y escribir. Su primo también empezó a salir con nosotros. Comencé a comer bien, a dormir bien y la gente me trataba mejor. Después de que el primo viniera mucho con nosotros y nos hiciéramos más amigos, nos dijo: “¡Vámonos a España!”.

Nos escapamos. No le dije a nadie que nos íbamos, ni siquiera al carpintero. Fuimos hasta Tetuán y ahí cogimos un taxi hasta la frontera con Ceuta. Pero antes de cruzar la frontera, nos cogió un policía marroquí. Éramos menores sin papeles… así que nos arrestó y nos metió al calabozo. En la prisión nos pegaron. Si pedías ir al baño, venían y te pegaban. Nos tomaron declaración, pero como no teníamos papeles nos soltaron a los tres.

De ahí fuimos a Tánger, donde pasamos muchas noches durmiendo en un parque en el que se juntaba mucha gente que vivía en la calle y quería cruzar a Europa. Allí apareció el padre del primo de mi amigo, que nos estaba buscando. Se llevó a los dos y yo me quedé solo.

Yo no tenía donde volver. Empecé a trabajar con un pintor y encontré otra pareja, otra persona especial. Con él no fumaba ni bebía. Los problemas de la calle y la noche se acabaron. Intentábamos pasar desapercibidos, pero teníamos miedo… Un día este chico quiso cambiar de oficio, me pidió que le acompañara pero yo no quise. Entonces se acabó. Nos separamos sin problemas. Estuve dos años en Nador, donde encontré otra pareja. Su nombre era Asim. Pasamos buenos tiempos. Nuestra intención era llegar a España y Asim siempre repetía: “que quiero ir, que quiero ir. Tenemos que ir a Europa. Si vamos a Europa podremos vivir más libres, más tranquilos”. Al final conseguimos cruzar a Melilla.

Yo no quería entrar en el CETI porque vivía bien, pero al final sí que entramos. Una noche, durmiendo en la playa, nos cogió la policía y nos llevó al CETI. Pero solo entrábamos a dormir, no vivíamos allí. Nadie me habló en el CETI de la posibilidad de pedir asilo. Creía que solo era es un sitio para dormir y ya está.

Estuve en Melilla más de un año… hasta que, finalmente, pude llegar a Madrid. Asim se quedó en Melilla.

Bienvenido a España

En Madrid, desde CEPAIM me llevaron a una casa con cinco marroquíes. Todo bien, aunque hubiera deseado tener otros compañeros que fueran como yo, porque tenía mucho miedo. Al abogado yo solo le expliqué la etapa de mi hermano, cuando me violó, pero de mi orientación no le dije nada. Me aconsejó que pidiera asilo y, tras realizar la entrevista, me sentí aliviado. Era la primera vez que podía hablar con alguien y que me escuchara. Eran preguntas muy íntimas, pero lo preferí así. Es como que me liberaron de algo que tenía por dentro.

Me derivaron a Burgos. Es una ciudad pequeña y todo el mundo acaba conociéndote. A mí me hubiera gustado estar en un piso con otras personas LGTB porque así me podría comportar como soy y no tendría que hacer esfuerzos. Si no entienden cómo soy, siempre va a haber problemas…

En la primera fase tengo una rutina: me levanto, voy a clases, duermo. En la segunda fase estoy mejor porque conozco a un chico, Mohamed. Ya llevamos tres meses juntos. Mohamed quiere irse a Madrid, porque dice que esto es pequeño. Yo me quiero ir con él. Allí habrá cosas para hacer activismo LGTB y conocer a más gente. En Burgos tengo amigos, pero no saben que soy homosexual.

Gracias a Dios todo ha ido bien, aunque no tengo permiso de trabajo todavía hasta que hable mejor la lengua. Yo quiero trabajar. Quiero estudiar mecánica.

No tengo nostalgia de nadie salvo de mi madre, pero no he vuelto a saber de ella. Soy muy afortunado. Conozco gente que ha vivido vidas mucho peores que la mía. Antes era la ley de la selva y pensaba: “¿cómo me va a ayudar Dios? Si siempre que le pido me da una colleja”. Pero ahora sí pienso que Dios me ha ayudado mucho en mi camino. La vida es dar y recibir. Es así con la gente. La gente muchas veces quiere sacar algo de ti, no es ayuda sincera. Quien me ayuda de verdad es Dios.

Me gustaría quedarme ya en España, tranquilo. Aunque hoy digo España, pero, ¿quién sabe el destino? Ahora no sé el paso que viene después, ni cómo va a ser… Solo Dios lo sabe.

Por Achraf, solicitante de asilo mauritano

La historia de Achraf: cómo sobreponerse a la adversidad

A pesar de las duras situaciones que atraviesa Achraf a lo largo de su vida, una y otra vez consigue sobreponerse a la adversidad. Aunque no contara con el amor y el apoyo incondicional de la familia durante la infancia, el joven mauritano construye a lo largo de su proyecto migratorio varios vínculos afectivos. El establecimiento de estas relaciones constituye un motivo más para seguir, un amor y un apoyo entre iguales que no pudo sentir cuando era niño.

La historia de Achraf nos ayuda a comprender cómo son las vidas y procesos migratorios de muchos niños que huyen de sus hogares por culpa de la violencia y la intolerancia. En su caso, en la República Islámica de Mauritania, la homosexualidad está penalizada con la muerte y está terriblemente considerada por la sociedad. Como niño y como homosexual se vio enfrentado a condiciones aún más duras para poder sobrevivir. Así, Achraf es víctima de una opresión que se ejerce sobre las personas LGTB y sobre las personas migrantes. Pero al mismo tiempo es una persona fuerte y resiliente que ha luchado hasta el último momento para poder llegar a nuestro país.

> Accede al informe de Accem sobre “La situación de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI”.

 

Valeria y Camila, exiliadas por amor

Valeria y Camila (nombres ficticios) son una pareja de mujeres lesbianas que tuvieron que abandonar una Venezuela que no les permitía amarse en libertad. Sus voces son también las de todas aquellas personas a las que se les ha negado ser amantes, madres, cabezas de familia por quebrantar las normas establecidas. Sus voces nos permiten conocer las razones de tantas personas refugiadas, obligadas a escapar por querer ser libres para vivir y para amar. 

El amor nos obligó a huir

Valeria y yo nos conocimos hace diez años en Caracas y nos enamoramos. Decidimos empezar una relación casi desde el día en que nos conocimos.

Mi mamá siempre me apoyó con este tema. Con mi familia, por suerte, nunca tuve que ocultar nada. Por parte de la familia de Valeria fue más complicado. Su mamá no lo aceptaba… Cuando estaba embarazada, mentimos y dijimos que Alex había sido con un amigo, que también es gay. Como una pareja de heteros. Y fue como… la única manera en que pudo salir Valeria de casa. Ya cuando nace Alex le contamos a sus papás la verdad. Y la mamá empezó a llevar la situación. Le dio más importancia al nacimiento de Alex.

Entonces Valeria se vino a vivir conmigo. La convivencia fue siempre muy fácil, la de nosotras. Pero fuera de casa, bueno, nos tratábamos como hermanas, como primas. Nunca como pareja.

De aquella estábamos trabajando. Teníamos una vida tranquila. Agradable. Un huerto en la casa, donde teníamos sembrados tomates chiquititos. Ahora extrañamos la naturaleza… podíamos estar tumbadas tranquilamente y de repente ver una pereza o una guacamaya.

Para 2016, cuando Alex tenía 5 años, hacen un cambio en el cole y cambian de profesora a una que, yo digo, era homofóbica. Empieza con ataques al pelo de Alex, porque lo tenía largo, y le decía que parecía una niña. En el salón decía en voz alta a todos los niños: “¿Quiénes llevan el cabello largo, las niñas o los niños?” Y claro, los niños es lo que tú digas. Le hacían sentir mal. Alex llegaba a casa llorando, triste, y entonces vamos al cole a preguntar qué pasa. La profesora se da cuenta de que solo estábamos nosotras dos, de que no hay un papá y nos exige que dónde está… Nosotros le decimos que no tenía papá, que éramos las representantes legales y nos dijo que no iba a aceptar a ese niño en el colegio, que quería que le retiráramos.

En una de esas que el hermano de Valeria fue a llevar a Alex, estaba la profesora con el esposo, que era militar… y la profesora le dice: “Llévate a ese niño, ya he dicho que no lo quiero en el colegio. Termina de cambiarle el sexo, ¿no ves cómo lleva el cabello?”. Y claro, el hermano de Valeria, en cierto modo, se altera. “No lo trates así, es un niño”. Entonces el esposo de la profesora se baja del coche y comienza a golpear al hermano. Le parte el brazo y la mandíbula. Arrancan la moto y la cadena le corta en el pie a Alex, casi le tienen que cortar el tendón de Aquiles. Y ya de ahí fuimos al hospital.

Intentamos poner una denuncia y nos dice el policía: “Yo os recomiendo que, mire, mejor se vayan de aquí, ya sabemos de este caso y no vamos a hacer aquí nada por ustedes”. Y cuando estamos yendo a otro sitio de menores a poner la denuncia, vemos que nos están siguiendo unos camiones. Nos dio miedo y no llegamos a ir. Y cuando volvíamos a casa, nos persiguieron con las motos, echaron tiros al aire gritando: “¡Lesbianas! ¡os vamos a matar!” Todo esto para que no hiciéramos denuncias.

Entonces viajamos a Aruba para intentar que todo se calmara y estuvimos allí como siete u ocho meses, no recuerdo exactamente. Intentamos quedarnos ahí de una manera legal, pero nada, allí no se puede hacer nada de asilo. Y nos tocó regresar a Venezuela.

Alex llevaba diez meses sin ir al cole. Para que fuera al cole tenía que traer los papeles del otro cole donde estudió, pero no querían dárnoslos. Nos dijeron que Alex nunca había estudiado allí. Y nos dimos cuenta de que empezaban otra vez a seguirnos y ya fue como que no… como qué miedo…

Dejamos de salir, estuvimos encerradas mucho tiempo. Y una vez llegaron unas camionetas y entraron a la fuerza en la casa, reventaron la puerta. Y a la abuelita de Valeria la golpearon para que el papá les dijera donde estábamos nosotras, pero el papá no les quiso decir. Y en vista de que revisaron y no estábamos, entonces nosotras pudimos marcharnos por el otro lado… Pero al salir, le dan con la pistola a las bombonas y explota y el papá se quemó todas las piernas, la cara, los brazos… y a la abuela la golpearon muy fuerte y murió al poco tiempo a consecuencia de los golpes. Entonces dijimos: nos tenemos que marchar.

Una nueva vida

Pensamos en España porque mis abuelos son españoles y tengo un primo en España. Ellos me ayudaron a investigar que podía pedir el asilo y el movimiento LGTB, que acá tiene mucho poder, está muy reconocido….

No solicitamos asilo directamente en el aeropuerto. Por miedo. Es la única razón y verdad. Significó una inversión económica muy grande. Yo sí lo pensé, pero… Ya fue acá dentro que logramos hacer la ayuda, entrar dentro del programa. Empezamos con Cruz Roja y me dieron la dirección de Pradillo, para que solicitara una trabajadora social y la información. Expliqué en Pradillo todo el caso. Nos atendieron muy bien, a los tres. Y de ahí nos enviaron al hostal Welcome, tres meses, hasta que nos derivaron a una plaza de acogida con Accem.

En la entrevista de asilo, la verdad no sé, me sentí muy cómoda, muy muy cómoda… fue hasta amena. De hecho, cuando me senté, nos sentimos nerviosas, no sabíamos a qué nos íbamos a enfrentar y la entrevistadora me dijo: “Tranquilízate, vamos a hacer esto como que haya un feedback”. En lo personal me sentí muy bien. Y creo que Valeria te diría lo mismo.

Estuvimos unos meses compartiendo piso con una pareja de ucranianos y un chico solo, que era pana, como decimos en Venezuela, muy amigable. Ahora ya vivimos solas y Alex se siente muy bien, se ha adaptado muchísimo. Creo que eso también nos ayudó mucho y, en cierto modo, sentimos apego y nos sentimos más cómodas en España por esto. Tener dos mamás para él es completamente natural. A todo el mundo le dice que tiene dos mamás. Como si no existe nada más. Él comprende que hay dos mamás, dos papás, mamá y papá…

Yo soy tatuadora, pero aún no tenemos el permiso de trabajo. En un futuro quiero sacarme el certificado para poder entrar en una tienda a tatuar. En eso sí estoy un poco, vamos a decir, triste. No sé qué concepto darle. Porque me dicen que no me pagan el curso de tatuadora. Y con lo que tengo de Venezuela, no vale. Lo que queremos es empezar a trabajar ya. Pero salvando eso, somos una familia libre, en proceso de adaptación. Solo llevamos ocho meses, pero mi mamá y su esposo, que es como mi papá, también han venido. Eso nos da muchas fuerzas. Estamos volviendo a crear una vida en España. Somos otra vez una familia.

Por Camila, refugiada venezolana

Pese a todo, una historia de esperanza

Los prejuicios en torno a la diversidad sexual están muy arraigados en Venezuela, donde son comunes las actitudes de carácter homófobo, a pesar de los avances en materia legislativa en favor de la igualdad y de la lucha contra la discriminación. Venezuela figura en el cuarto lugar en América según el índice de asesinatos de personas LGBTI. Las lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales sufren con frecuencia agresiones físicas y verbales, chantaje, extorsión, persecución y detenciones arbitrarias.

Las solicitudes de asilo por motivos de orientación sexual y/o identidad de género procedentes de países con legislaciones no punitivas y más garantistas, como Venezuela, son examinadas por los instructores con más minuciosidad que las solicitudes emitidas por personas que provienen de países donde la homosexualidad está penalizada, como es el caso de Camerún o Mauritania. Muchas veces la persecución social y la inacción del Estado ante la discriminación son difíciles de demostrar, por eso es muy importante a la hora de evaluar estas peticiones tener en cuenta que la falta de protección estatal ante casos de violencia o situaciones que imposibilitan el acceso a derechos básicos también atentan directamente contra la dignidad de las personas y pueden suponer un motivo de persecución.

La historia de Camila y Valeria nos conecta de nuevo con nuestra naturaleza humana y nos devuelve el reflejo de cualquier familia cercana: una pareja que se quiere y desea lo mejor para su hijo. Dos personas que imploran seguridad, autonomía y libertad.

Muchos de los relatos de las personas migradas forzosamente concuerdan en la nota de esperanza que resuena en sus nuevas vidas. A pesar de las secuelas psicológicas de la discriminación, de la huida, de la re-adaptación forzada a un escenario tan alejado de su lugar natal, se mira al futuro con esperanza. Camila y Valeria son dos mujeres fuertes con un vínculo sólido y una ilusión en común. Son hijas, amantes y madres exiliadas en una tierra que les promete una vida mejor.

 

> Accede al informe de Accem sobre “La situación de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI”. 

 

 

Las personas refugiadas LGTBI, una causa para visibilizar durante el Orgullo

En el mundo hay 70,8 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar forzosamente sus hogares, la cifra más alta de toda la historia. Con motivo de la celebración del Orgullo LGTBI y de la conmemoración del 50 aniversario de su nacimiento, no queremos olvidar a los miles de personas que son perseguidas cada año a causa de su orientación sexual o su identidad de género, viéndose obligadas a huir en busca de la protección que sus países no pueden o no quieren brindarles. De hecho, actualmente 70 países criminalizan y persiguen a las personas LGTBI y 11 de ellos contemplan la pena de muerte.

España es uno de los pocos países que reconocen expresamente la persecución por orientación sexual o identidad de género como motivo para solicitar asilo. La mayoría de estas personas que piden protección internacional que atendemos en Accem provienen sobre todo de países como Venezuela, Marruecos, Colombia, Rusia o Senegal; aumentando considerablemente en número de solicitudes por este motivo con respecto al año anterior.

A todo el proceso traumático vivido, muchas de ellas suman un gran sentimiento de desarraigo debido a la ruptura familiar y social que se han visto obligadas a asumir debido a su condición sexual.

> Valeria y Camila, exiliadas por amor.

> El éxodo de Achraf.

 Analizamos la situación en España de las personas refugiadas LGTBI

A través de nuestro informe “La situación de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI” queremos destacar la importancia de mejorar algunos aspectos en la atención en nuestro país a las personas que han sufrido persecución a causa de su orientación sexual o identidad de género y solicitan protección internacional.

Entre las medidas que proponemos se encuentran crear entornos seguros que faciliten la libre expresión de la identidad de los solicitantes, además de atajar otros tipos de discriminación que sufren en otros ámbitos como en los espacios sanitarios o en la búsqueda de vivienda.

Participamos en jornadas sobre derecho de asilo y diversidad sexual y de género en Sevilla

El pasado 21 de marzo fuimos invitados/as en Sevilla a las Jornadas “S.O.S. LGBTI. El derecho de asilo por diversidad sexual y de género”, organizadas por Sevilla Diversidad y subvencionadas por el Ayuntamiento de Sevilla y la Federación andaluza LGTBI con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica.

Junto a Accem, participaron en las jornadas otras organizaciones como CEAR, Centro de Ayuda al Refugiado de Sevilla, la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado y el Observatorio Andaluz  contra la Homofobia, Bifobia y Transfobia, en dos mesas redondas donde se abordaron cuestiones sobre los derechos de las personas en proceso de asilo y refugio y planteamos herramientas de intervención con las personas LGTBI inmigrantes y solicitantes de protección internacional.

En este último apartado es donde la técnico de Igualdad Susana Larios, de Accem en Sevilla, presentó el trabajo que realizamos desde el Programa de Asistencia de Víctimas de Discriminación Racial o Étnica y el Servicio de Asistencia y Orientación a Víctimas de Discriminación Racial, en materia de igualdad de trato y no discriminación.

Aprovechamos asimismo este espacio para presentar el informe publicado en diciembre de 2018 por nuestra entidad: “La situación de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas LGTBI” y las principales conclusiones extraídas del mismo. También fue una ocasión propicia para presentar la campaña Save a Hater, una iniciativa para combatir la proliferación del discurso de odio y la polarización social en las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea.