Lazos transformadores entre distintas generaciones y culturas en el barrio de La Chana de Granada
Cada 29 de abril celebramos el Día Europeo de la Solidaridad Intergeneracional, una ocasión perfecta para recordar que el verdadero valor de una sociedad radica en su capacidad de unir a las personas, no de separarlas. Este día nos invita a mirar más allá de las edades, los orígenes y las fronteras, y a construir puentes entre quienes ya han recorrido un largo camino y quienes acaban de empezar uno nuevo.
En España, muchas personas mayores han dedicado su vida al trabajo, al cuidado y a mantener viva la memoria de nuestras comunidades. Al mismo tiempo, miles de personas inmigrantes llegan a España, algunas de ellas cruzando el mar, tras un viaje lleno de incertidumbre y esperanza.
Las personas mayores son una fuente inagotable de sabiduría, experiencia y memoria histórica. Su trayectoria, marcada por décadas de esfuerzo y adaptación, puede ofrecer una perspectiva única a quienes hoy emprenden un nuevo camino en tierras desconocidas. A su vez, las personas inmigrantes aportan vitalidad, diversidad cultural y una gran capacidad de resiliencia, enriqueciendo el tejido social y abriendo nuevas formas de mirar el futuro.
Fomentar el diálogo entre generaciones y culturas no solo ayuda a romper prejuicios, sino que también crea lazos humanos profundamente transformadores. A través de talleres, actividades culturales, charlas o simplemente compartiendo una conversación, unas y otras pueden aprender, apoyarse y reconocerse mutuamente en sus trayectorias de vida.
En Accem estamos convencidos del poder transformador de estas experiencias, por ello desde enero, hemos estado organizando en Granada, en el distrito de La Chana, encuentros intergeneracionales que reúnen a personas inmigrantes y mayores de la Asociación de Vecinos/as La Chana:
Miguel y Cheick, voluntarios, que comparten con la comunidad sus saberes informáticos; Mamadou, que vino de Guinea Conakry, maestro artesano de las flores de la Cruz de Mayo; Paco el del sombrero, siempre dispuesto a ayudar; Paqui, presidenta del grupo motor de mujeres y que ha trabajado siempre en movimientos asociativos; Ibrahima, con los mejores pasos de baile africanos a disposición del barrio; María del Mar, quien ha sido ama de casa y ha creado un grupo de lectura para compartir su pasión por los libros; Juan, el cocinero que enseña a hacer exquisitas pizzas, e Ismaila, que ha encontrado en él su mejor inspiración. Personas de diferentes generaciones y culturas de origen, que se unen para participar y crear juntas en los talleres de Carnaval, en las Cruces de Mayo o intercambiando miradas por la igualdad de género. Todas ellas son las protagonistas de nuestros encuentros intergeneracionales.
Cualquier excusa es buena para encontrarse, para escucharse, para acompañarse. Promover estos encuentros es una apuesta por la empatía, el aprendizaje mutuo y la inclusión genuina. En estos espacios compartidos, se intercambian historias, se sanan soledades, se desafían estereotipos y se forjan conexiones humanas poderosas.
En este Día de la Solidaridad Intergeneracional, recordamos que la verdadera integración solo se alcanza cuando hay escucha, empatía y voluntad de convivir. Que estos encuentros no sean algo excepcional, sino parte de una sociedad que honra la memoria de sus mayores y acoge con dignidad a quienes llegan en busca de una vida mejor. Hoy más que nunca, necesitamos construir una sociedad que valore tanto la experiencia como la diversidad, donde nadie quede fuera y donde todos y todas tengamos un papel que jugar.