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El fútbol al servicio de la inclusión social y el fortalecimiento de la comunidad

En estos días y semanas gran parte de la sociedad, al menos de los aficionados/as al deporte, vuelcan su atención sobre la Eurocopa de fútbol que se está celebrando en Alemania. Bien es sabido que en gran parte del mundo, tanto por número de aficionados como por la pasión que despierta, el fútbol continúa siendo el deporte rey.

Fuera de los focos televisivos y de las estrellas de renombre, a pequeña escala, de forma cotidiana, el deporte en general y el fútbol en particular continúan siendo unas herramientas impecables para favorecer el bienestar personal y también para facilitar los procesos de inclusión. Conscientes de esa capacidad, en Accem nos apoyamos a menudo en el deporte para ayudar a mejorar la vida de las personas a las que acompañamos. En las últimas semanas se nos han presentado dos nuevas oportunidades para aprovechar positivamente el poder del deporte y del fútbol, que queremos compartir.

La primera de ellas se desarrolló en Catalunya, de la mano de una organización con la que llevamos años colaborando: Street Soccer Barcelona (SSB), entidad que utiliza el fútbol como herramienta para la emancipación de personas en situación de exclusión social. En este mes de junio un grupo de jóvenes a los que Accem acompaña participaron en la cuarta edición del Campus Deportivo de SSB, que tuvo lugar en el municipio gerundense de Olot, capital de la comarca de La Garrotxa.

Fueron cuatro días completos de deporte y convivencia, con la presencia de un total de 22 jóvenes de 9 nacionalidades diferentes (Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea Conakry, Nigeria, Malí, Senegal, El Salvador y Marruecos). El campus no fue únicamente una oportunidad para disfrutar y desconectar de la rutina diaria, sino también un momento para fomentar la inclusión social, el trabajo en equipo y el desarrollo personal. Hubo tiempo para practicar escalada, para el conocimiento de la zona, para aprender sobre la vida rural y, por supuesto, para el fútbol. Pero sobre todo, para que este grupo de jóvenes migrantes encontraran un espacio seguro, de confianza y reconocimiento, de pertenencia a una comunidad.

Con el mismo espíritu, pero en Salamanca, participamos recientemente en el IX Mundialito por la Inclusión, que unió alrededor del fútbol a alrededor de 500 personas, 20 equipos y buena parte del tejido social, económico y empresarial de la ciudad. Se trataba de una iniciativa de la Fundación Afim, que atiende a personas con discapacidad intelectual, y el Ayuntamiento salmantino. Accem participó con un equipo en una nueva iniciativa encaminada a crear puentes de integración y comunicación para todas las personas.

Dos ejemplos recientes de algo que es una constante en nuestro trabajo por la inclusión: la generación de espacios de encuentro, de convivencia, de conocimiento, reconocimiento mutuo e intercambio. La creación de espacios comunitarios es una de las claves para construir convivencia y el fútbol, en el que todos hablamos el mismo idioma del balón, tiene una capacidad arrolladora para hacerlo.