El Oso de Oro de Berlín para "Fuocoammare", la mirada sobre Lampedusa de Gianfranco Rosi

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La película “Fuocoammare”, dirigida por el italiano Gianfranco Rosi, se alzó finalmente con el Oso de Oro a la mejor película en el Festival de Berlín 2016.

El cineasta se instaló durante un año y medio en la isla de Lampedusa para vivir en directo la llegada de los miles de personas que arriban cada año a este enclave del Mediterráneo atravesando el Canal de Sicilia desde las costas de Libia.

Rosi observó asimismo la respuesta de la población de la isla y también de las instituciones.

“Dedico este premio a su gente, siempre acogedora y con el corazón abierto a otros pueblos”, expresó Rosi después de recibir el premio.

El director recogió el premio acompañado por uno de los protagonistas de la película, el doctor Pietro Bartolo, que forma parte del equipo sanitario que reconoce a los migrantes que llegan a la isla.

“Cuando le pregunté por qué Lampedusa es un lugar tan generoso, me respondió que es una isla de pescadores, y que los pescadores siempre aceptan todo lo que llega por el mar. Esa es una gran lección que aprender”, afirmó Rosi en referencia a Bartolo.

“Fuocoammare”, que toma el nombre de una vieja canción de marineros, se mueve entre la ficción y el documental, para narrar el desembarco de tantas personas que llegan a bordo de precarias embarcaciones tras ser expulsadas de su lugar de origen por la violencia y la pobreza.

Como contrapunto de la historia aparece Samuel, un niño de 12 años, que va a la escuela, a cazar pájaros con su honda, que juega y que se aburre, rodeado por un omnipresente mar que cada día se cobra nuevas víctimas de ese éxodo desesperado. Dos realidades “que se rozan sin tocarse” (Álex Vicente, El País).

Rosi toma con su propuesta el relevo de otros cineastas italianos como Emmanuele Crialese, quien abordó esta misma temática en su “Terraferma” (2012), en la que relataba la llegada de los primeros inmigrantes africanos por vía marítima a las costas de Sicilia y su impacto en una tierra tradicionalmente de pescadores.

La elección de “Fuocoammare” como mejor película de la Berlinale de este año no sorprendió, pues el protagonismo de la llamada ‘crisis de refugiados’ estuvo presente desde que comenzó el festival:

“La presentación de cada película traía a colación su memoria. La gala abrió con ellos presentes en cada discurso y no hubo premiado que no se hiciera eco” (Luis Martínez, El Mundo).

La presidenta del jurado de la Berlinale 2016, la actriz Meryl Strep, fue la encargada de anunciar el galardón principal, destacando que la obra de Rosi es un buen ejemplo de “lo que un documental es capaz de hacer: exigir un lugar ante nuestros ojos”.

Junto a “Fuocoammare” en Berlín también fue premiado el actor Majd Mastoura, por su interpretación en la película “Inhebbek Hedi”, del tunecino Mohamed Ben Attia, una película en la que su protagonista también sueña con escapar de su vida y su país en el Túnez posterior a la Primavera Árabe.

El Gran Premio del Jurado fue para “Smrt u Sarajevu. Mort à Sarajevo” (Muerte en Sarajevo), una reflexión sobre la convulsa historia de los Balcanes obra del bosnio Danis Tanovic a partir de la obra teatral “Hotel Europe”, de Bernard Henry-Levy.

Lo cierto es que la realidad del fenómeno migratorio está produciendo cada vez más títulos y más interesantes, y los principales festivales de cine no están ignorando esta circunstancia. El año pasado, en la 68 edición del Festival de Cannes la Palma de Oro se la llevó “Dheepan”, del cineasta francés Jacques Audiard, que narraba la complicada historia de tres inmigrantes tamiles en la periferia parisina. Ahora, el Oso de Oro de la 66 Berlinale va para “Fuocoammare”.

Gianfranco Rosi, su director, que se definió como un “narrador de los invisibles”, expresó su deseo de que “Fuocoammare” ayude a derribar las “barreras mentales” que observa en el continente.

En declaraciones recogidas por el diario El País, Rosi habló sobre su película:

“Cuando empecé a rodar, el debate sobre la inmigración estaba muy concentrado en Italia. Pero Lampedusa era sólo la puerta de entrada. Ahora entendemos que hay una masa enorme de personas moviéndose por Europa y se ha convertido en un debate público en todo el continente (…)”.

Para afirmar:

“No podemos mirar más hacia otro lado. Todos somos responsables de lo que está sucediendo. No podemos decir que no sabemos qué está pasando, porque existen miles de imágenes a diario. Está sucediendo ante nuestros propios ojos”.

O, como concluyó al recoger el Oso de Oro:

«No es aceptable que haya personas que mueran cruzando el mar».

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