Soledad compartida
Por Milagros Uya
Tengo nuevas amigas, todas estamos en los ochenta, quizás pobres en la salud, pero ricas en los recuerdos.
También en la compañía y la soledad nos reconocemos, la familia, hijos, nietos, si los hay, tienen su vida en acción y aunque algo dan, si hay buena relación, quedan muchas horas de soledad, que debemos aprender a llenar.
Y nos ponemos en pie. Enseguida conocemos los Centros de Mayores de Ayuntamiento y Comunidad. En uno de ellos estamos y vemos la gran oferta que existe, cursos, tertulias, conferencias, lectura, viajes, excursiones, visitas y hasta jugar a las cartas si te gusta.
El día es largo y hay que llenarlo. Cómo hemos dormido, a veces cuesta y hay que recurrir a la infusión o la mecedora que ayuda con su suave movimiento.
Hay que levantarse, primero miramos cómo está, el tiempo, si hace frío o calor, pues todo cuenta, no solo en el vestir, también en las ganas de salir.
Es bueno caminar, el mejor ejercicio para mantener la mente activa sin que sufra el corazón y bueno hacerlo a diario por lo menos media hora.
Miramos la agenda, hoy toca una clase sobre la artrosis, una enfermedad tan frecuente a nuestra edad, la imparte el Dr. Ron, profesor emérito de biofísica, ejemplo en actividad, pues cumple 93 años y no cesa de caminar, pensar, compartir y saber vivir en soledad. Una norma que no debe faltar: Si quieres puedes. Nos lo creernos y aunque duela aquí y allá nos ponemos en acción y poco a poco parece que nos sentimos mejor.