Por mí

Por Elena Fornas
Me duele todo el cuerpo. Mis huesos no pueden conmigo, o yo no puedo con ellos. Ya no sé lo que es, o mejor, no sé lo que me ha pasado para tener que estar en esta situación. A veces desearía no haber llegado.
Miro mi antigua foto. 27 años tenía cuando sonreía y me agarraba por el cuello de mi hermana. Quiero volver a esa época llena de vitalidad, llena de gente a la que quiero. Quiero volver a ese lugar donde los días no son una cuenta atrás inevitable, donde no tengo que ser testigo de como aquellos que siempre han estado a mi lado dejan de estarlo de un día para otro.
Agarro el marco y deseo que no se hubiera ido hace dos años. Todo ha sido tan complicado desde que murió…
Bajo la mirada. Las manchas de mis piernas quieren decirme algo y no lo quiero escuchar. Vuelvo a mirar la foto. Me doy cuenta de mis arrugas una vez más. Son los años los que intentan destruirme. Es la soledad la que quiere que me rinda.
Y lo quiero hacer, claro que quiero hacerlo, todo sería tan fácil…pero no puedo. Quiero luchar. Eso es lo que he aprendido a hacer durante toda mi vida.
Cuando me caía, mi madre siempre me decía que no era nada, que debía levantarme para seguir.
Cuando estaba mal, mi padre siempre me decía que se me pasaría, que de todo lo malo se aprendía algo bueno.
Cuando ellos murieron, mi hermana me enseñó que nadie se va completamente, que ellos siempre viven en ti gracias a lo que te enseñaron.
Ahora sé que no estoy sola, pensaba que me abandonaron y, en realidad, me regalaron lo mejor que se le puede dar a alguien: fuerza y esperanza. Me levanto cada día y pienso: por ellos.
Por el adiós que no pude dar.
Por el sueño que ella no pudo cumplir.
Por los abrazos que no nos llegamos a dar.
Me levanto del sillón y abro el armario. Cojo una caja dorada y levanto su tapa con mucho cuidado. Aunque sé perfectamente lo que hay dentro, sonrío como si fuera la primera vez que veo aquel vestido rojo. Aún recuerdo como me sentí cuando lo abrí al cumplir los 50 años; parece mentira que hayan pasado 30 años desde entonces.
Hoy me lo pongo, no porque sea un día especial, sino porque quiero celebrar que estoy aquí, que he perdido a gente pero también la he ganado. Hoy celebro que me he sido fiel a mí misma a pesar de que el mundo pusiera todo en mi contra. Hoy brindo porque soy fuerte, soy feliz, soy yo, más viva que nunca.