Como cada noche

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Como cada noche

Por Juana Algaba Jiménez

Como cada noche desde hace años, no ha preparado nada para cenar ni ha puesto un plato en la mesa. Come cualquier cosa. Hoy ha sido un trozo de pan de hace unos días, con aceite, acompañado de tres sardinillas de lata que le sobraron de la noche anterior.

Come sentada en su sillón, un sillón que tiene casi tantos años como ella, con un trapo de cocina en las rodillas. Cuando acaba, hace un lío con el trapo, se levanta, y arrastrando los pies dentro de unas zapatillas que hace mucho tiempo tendría que haber cambiado, va a la cocina y sacude el trapo en un pequeño recipiente, que no es más que un tetrabrik de leche al que le ha cortado la parte de arriba y que utiliza para tirar la poca basura que genera.

Como cada noche, cuando ya le duelen todos los huesos de estar sentada, apaga la tele y va a la puerta de la calle, para echar la llave. Hoy, se da cuenta, de que hace tres días que ya la echó, tres días sin que nadie la haya buscado, sin que nadie la haya echado a faltar. Con un suspiro de resignación y ya en a su habitación, se para un momento a mirarse en el espejo del tocador, y como cada noche desde hace años, se da las buenas noches a sí misma y piensa  que mañana será otro día, otro largo día.

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