El nexo entre las familias y la escuela

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“Si trabajar la sensibilización ya antes entrañaba dificultades, en un sistema complejo que no toma en cuenta la situación de cada unidad familiar se hace aún más costoso”

Yosi Ledesma, técnica de Accem en A Coruña

Una de las personas a las que la actual crisis está obligando a reinventar su labor es Yosi Ledesma. Esta técnica de Accem en A Coruña desarrolla sus tareas habitualmente en el ámbito educativo, dentro de un proyecto de sensibilización intercultural y participación de familias migrantes en la escuela.

Las aulas permanecen cerradas y el alumnado en casa, por lo que sus habituales charlas de sensibilización por los coles no se pueden llevar a cabo. Sin embargo, esta dificultad no ha detenido a Yosi, que ha reformulado su trabajo para pasar a comunicarse con el profesorado y los medios de comunicación para “transmitir las dificultades que está teniendo la población migrante en estos momentos para dar seguimiento a la escolarización de sus hijos e hijas”.

“Hay familias que tienen dificultades no sólo con el idioma, sino porque muchas no tienen las herramientas técnicas para que los menores puedan continuar con sus estudios”, explica Yosi.

Esta técnica se ha convertido en una pieza fundamental para apoyar a estas familias. “La mayoría de estas madres trabajan en el sector de los cuidados y los servicios, que sigue funcionando, por lo que no tienen todo el tiempo para velar por que los deberes se hagan”, cuenta.

“Atendemos incluso a familias que tienen menores con autismo. Hay alguna madre que está sola y que tiene dificultades para hacer la compra. Cuando detectamos necesidades como ésta, derivamos la situación a otros de los programas de Accem o a los servicios sociales”, explica Yosi.

Para ella, esta situación de tener que desarrollar su labor a distancia está suponiendo un verdadero desafío. “Si trabajar la sensibilización ya antes entrañaba dificultades, en un sistema complejo que no toma en cuenta la situación de cada unidad familiar se hace aún más costoso”, cuenta esta técnica de Accem.

Una de sus preocupaciones fundamentales es que el alumnado de origen migrante no pierda el ritmo escolar. Para ello, llama de forma periódica a las familias para conocer sus dificultades, para saber si el colegio les facilita la comunicación con el profesorado y buscar la manera de solucionar cualquier contratiempo.

“Nos estamos haciendo valer de otros programas de Accem, contactando con la educadora social o escribiendo directamente al centro educativo para que el profesorado sea consciente de lo que está pasando con cada familia”, afirma Yosi.

En su caso personal, nunca imaginó tener que vivir una situación de confinamiento como ésta. Ella ha tenido que habilitar su pequeño espacio en casa para seguir trabajando, ocupando “un trocito del salón”, donde ha instalado su particular oficina.

Pese a todo, reconoce llevar las cosas “con calma”, ya que se considera una privilegiada por poder mantenerse activa, aunque es consciente de que se hace difícil teniendo que gestionar todo esto con familia en el hogar.

Yosi es optimista y cree que esta situación nos va a hacer “aprender qué es lo básico y lo esencial para vivir y qué es lo realmente importante”, aunque teme que, cuando salgamos, “nos tengamos miedo y que la forma de socializar tal y como la entendíamos hasta ahora cambie”.

“Si la sociedad ya de por sí era fría ahora, por la estructura arquitectónica que tiene, a partir de ahora será aún más difícil para una población como la migrante, con la que trabajamos en Accem”, cuenta Yosi, que, pese a todo, lanza un mensaje de ánimo: “Ya queda poquito. Nos veremos y nos abrazaremos en breve. Sigamos trabajando con la misma ilusión o con el doble”.

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