Comienza el curso escolar 2024: más de 7.000 menores atendidos por Accem, incluyendo 1.130 en acogida, vuelven a las clases
Este mes de septiembre marca el regreso a las aulas para miles de niños y adolescentes en España, un momento crucial para su desarrollo académico y personal. En Accem somos plenamente conscientes de la importancia central que la educación juega en el desarrollo de la infancia y también en los procesos de inclusión social para los niños, niñas y adolescentes en situación de mayor vulnerabilidad. Con esa perspectiva abordamos nuestro apoyo a los 7.068 menores que en el último año hemos atendido y, de manera muy especial, a los 1.130 niños, niñas y adolescentes que hemos acogido en nuestros pisos y centros de acogida, proporcionando una atención integral.
Es importante subrayar que muchos de ellos y ellas tuvieron que escapar, junto a sus familias, de situaciones de riesgo, conflicto, violencia, inestabilidad y persecución que impactaron en sus vidas. La recuperación de un entorno seguro se convierte en crucial para estos niños y niñas y el papel de un proceso exitoso de inclusión educativa se revela como fundamental para su bienestar.
Superando barreras y construyendo oportunidades
El inicio de un nuevo curso escolar siempre trae consigo emociones encontradas: la ilusión de comenzar algo nuevo y la preocupación por los desafíos que puedan presentarse. Para los menores que Accem atiende, este reto es aún mayor. Provenientes de más de 60 países y con realidades tan diversas, muchos de ellos no solo deben integrarse a un nuevo sistema educativo, sino también aprender un idioma, adaptarse a nuevas costumbres y superar experiencias difíciles vividas en sus países de origen.
Este año, Accem ha trabajado con 3.726 niños y 3.333 niñas. La mayoría de ellos se encuentran en la etapa de la niñez, entre los 3 y los 11 años, con un total de 3.526 menores. Sin embargo, también hay un número significativo de adolescentes (1.638) y preadolescentes (855). Cada grupo de edad enfrenta desafíos específicos: mientras los más pequeños necesitan adaptarse a nuevas rutinas y al aprendizaje básico, los adolescentes lidian con la transición a la vida adulta y la integración social en un entorno que puede ser completamente ajeno.
La diversidad cultural como motor de enriquecimiento
La variedad de nacionalidades que caracteriza a los menores atendidos por Accem es un reflejo de los complejos movimientos migratorios y las crisis humanitarias a nivel global. En 2024, Ucrania (con 2.148 menores) sigue siendo uno de los principales países de origen, debido al conflicto armado que ha llevado a miles de familias a buscar refugio en España desde 2022. Venezuela y Colombia, con 1.179 y 1.119 menores respectivamente, también ocupan un lugar destacado, mostrando las dificultades que siguen afectando a América Latina.
Esta diversidad no solo plantea retos logísticos y educativos, sino que también enriquece a las comunidades escolares, aportando nuevas culturas, lenguas y experiencias. Las aulas se convierten en un espacio multicultural donde se comparten vivencias y aprendizajes que favorecen tanto a los recién llegados como a los niños autóctonos.
Apoyo integral para una integración real
La integración de estos menores va mucho más allá de su mera escolarización. Para Accem, es fundamental ofrecer un apoyo integral que abarque aspectos educativos, sociales y emocionales. Además de facilitar su entrada en las aulas, nuestra organización proporciona servicios esenciales como apoyo psicológico, actividades extraescolares y clases de español. A lo largo de 2024, hemos llevado a cabo más de 112.273 intervenciones destinadas a acompañar a estos menores y a sus familias en su proceso de adaptación.
El objetivo es garantizar que cada niño y adolescente tenga no solo las herramientas académicas necesarias para tener éxito, sino también el respaldo emocional para superar las dificultades. Estas intervenciones no solo se enfocan en el rendimiento escolar, sino en su bienestar general, con programas que les ayudan a establecer nuevas amistades, adaptarse a su entorno y desarrollar nuevas rutinas.
Un sistema educativo que enfrenta nuevos retos
El sistema educativo en España se ha enfrentado a un desafío continuo en los últimos años: la llegada de menores migrantes y refugiados de diferentes países en situaciones de vulnerabilidad. Este fenómeno ha obligado a las instituciones educativas a adaptarse para garantizar que estos niños y adolescentes tengan las mismas oportunidades de acceso a la educación, independientemente de su país de origen o de las barreras lingüísticas y culturales que puedan enfrentar.
La labor de Accem ha sido esencial para facilitar este proceso, trabajando en estrecha colaboración con los centros educativos para asegurar que los menores puedan integrarse de manera exitosa en sus nuevas aulas. Las necesidades de estos niños varían ampliamente, desde el aprendizaje del idioma hasta el apoyo emocional necesario para dejar atrás las dificultades vividas en sus países de origen.
El sistema educativo, en respuesta, ha implementado programas de apoyo especializados, ajustándose a la realidad de recibir estudiantes de diversas nacionalidades y trasfondos. Aunque la llegada de menores extranjeros plantea retos, también enriquece la vida en las aulas y contribuye a crear entornos más diversos y multiculturales.
Más allá de las aulas: crear un entorno seguro
El trabajo de Accem no termina cuando los menores ingresan al colegio. Nuestra entidad sigue acompañándolos a lo largo de todo el proceso de adaptación mediante un seguimiento personalizado. Para ello, nuestros técnicos/as se coordinan con los centros educativos y las familias, asegurando que los niños no solo cuenten con el apoyo académico necesario, sino también con las herramientas sociales y emocionales que les permitan sentirse integrados. Además, Accem facilita material escolar, gestiona el acceso a comedores escolares y lleva a cabo campañas de sensibilización para que los colegios se adapten a las necesidades de estos estudiantes.
El objetivo es que los menores no solo accedan a la educación, sino que se sientan parte activa de su comunidad escolar, superando las barreras iniciales que puedan haber enfrentado y participando plenamente en la vida cotidiana de sus compañeros. Esta atención integral garantiza que, más allá del rendimiento académico, los niños y adolescentes puedan establecer lazos sociales, hacer nuevas amistades y desarrollar una identidad positiva en su nuevo entorno, factores todos ellos que potenciarán su proceso de inclusión social y, lo más importante, su bienestar.